Hoy, después de tratar temas como la desaparición
de Diana Quer o la dimisión de Rita Barberá del Partido Popular, han emitido
este pequeño reportaje en Espejo Público:
Lo siento, no puedo evitarlo,
pero me da asco vivir en un mundo así. Uno puede tener dinero, puede tener
lujos; coches caros, relojes de oro, mansiones, abrigos de pieles… Pero, aunque
pueda parecer demagoga, no me parece justo que eso ocurra en un mundo donde hay
gente que muere de hambre.
No voy a decir que con el medio
millón que lleva esa mujer repartidos en la muñeca y los tobillos se podría
aliviar la situación de muchas familias, se podría ayudar a niños enfermos o se
podría invertir en diversas causas sociales. Es su dinero y puede hacer lo que
quiera con él. Lo que me pregunto es: ¿qué satisfacción puede aportarle a una
persona tener en sus muñecas y tobillos joyas por valor de medio millón de
euros?, ¿le hacen más feliz?, ¿le proporcionan algún tipo de placer que no soy
capaz de comprender?
¿Será que esta gente es feliz
sabiendo que puede gastarse en pulseritas lo que aliviaría el sufrimiento de
muchas personas? ¿Es una manera de sentirse superior a los demás, de sentir que
los demás deben venerarlo porque puede llevar en su muñeca lo que otras
personas no serán capaz de conseguir en toda una vida trabajando?
Y, por último, ¿ha hecho algo
especial esta mujer para poseer tanto dinero? ¿Es virtuosa en algo, muy por
encima de los demás, para poder permitirse gastarse el dinero en gilipolleces,
cuando otros sabrían invertirlos en causas mucho más justas y valiosas para la
humanidad?
Lo siento, pero cosas como estas
hacen que no me guste el mundo en el que vivo.
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