martes, 22 de enero de 2013

MI VIDA EN EL TEATRO


Y de repente te llega una oportunidad en la vida que nunca hubieras esperado… Recuerdo que cuando iba al colegio y nos tocaba hacer una actividad; nadie me quería en su grupo. Todavía puedo escuchar a mi profesora susurrando recelosa al oído de Sor Josefa que si estaba segura de que yo era la persona más adecuada para leer en misa; dudaba de mí, de mi timidez, de mis nervios, de mi carácter… Recuerdo no saber qué contestar cuando mi profesora de gimnasia me preguntó porque no había preparado el baile con las demás compañeras, me daba mucha vergüenza contestarle que nadie me quiso en su grupo. Durante toda mi infancia, no hubo nadie que se encargara de potenciar mis habilidades, al contrario, compañeras y profesoras se encargaron de hacerme creer que era una inútil para la vida artística.

Sin embargo, en la universidad, tuve la suerte de que el año pasado mi profesora de Teatro del Siglo de Oro nos diera la oportunidad a todos los alumnos de interpretar un monólogo de Segismundo. No sé qué fue lo que me llamó a apuntarme a esta iniciativa, supongo que quería demostrar de alguna manera todo el amor que siento por la literatura, por los clásicos, por Calderón de la Barca, por mis profesores, por mi universidad, por la filología… y pensé que actuar me daría la oportunidad de expresar muchas cosas. Y no me equivoqué, la experiencia fue muy gratificante. Me gustó tanto que este año decidí entrar a formar parte del grupo de teatro de la facultad, y a día de hoy puedo decir que es la experiencia más gratificante de mi vida universitaria.

Nunca imaginé que la improvisación, ensayar, aprenderse un papel, probar con diferentes voces, gestos y formas de caminar fuera tan sumamente divertido. En abril estrenaremos nuestra obra de teatro y estoy muy ilusionada con este proyecto. Tengo un papel pequeño, pero ya estoy enamorada de mi personaje al que quiero darle vida sobre el escenario, en el sentido literal que significan esas palabras, sacarlo del texto y hacerle hablar, saltar, gritar y enfadarse.

La niña que lloraba porque todo el mundo la consideraba demasiado tímida y sin ningún talento, nunca hubiera imaginado que de mayor iba a subirse a un escenario a poner todo su corazón en un personaje. Y es que, de repente, la vida te da una oportunidad.