Primero, te paraliza la noticia. Piensas en la horrible
fatalidad que ha llevado a 150 personas a morir. ¿Qué pudo haber fallado?
Piensas en cómo es posible que Dios permita que ocurran cosas así. Y, si el
impacto no era suficiente, luego te enteras de que una persona ha decidido que
esta tragedia ocurra. Ha sido una persona la que se ha quitado la vida y se ha
llevado consigo las vidas del resto de pasajeros y tripulación.
Ya he leído las primeras declaraciones que explican que era
un chico normal. Tantos pensamientos se cruzan por mi mente ahora mismo. Me
pregunto si cualquiera de nosotros, en algún momento depresivo (que todos hemos
tenido), habríamos sido capaces de hacer algo así. Me pregunto, si lo tenía
planeado. Me pregunto, si realmente era consciente de lo que iba a hacer. Fue
una matanza, pero una matanza impersonal. Sin mirar a los ojos a sus víctimas,
sin agresividad, sin emplear fuerza, sin realizar ningún esfuerzo. Simplemente,
accionando los mecanismos correspondientes de un aparato.
¿Qué se puede hacer para que algo así no vuelva a ocurrir?
¿Cómo impedir que gente de la que dependemos decida hacernos daño? El control médico no me parece suficiente. Solo creo que podremos acabar con este tipo de actos
cuando conozcamos más a fondo el funcionamiento de la mente humana. Creo que lo
único que se puede hacer es dedicar más tiempo y recursos a la investigación de
enfermedades mentales. Solo conociendo más sobre nuestra mente, podremos evitar
que ocurran estas cosas.