domingo, 3 de abril de 2016

MI VENTANA MÁGICA

Tengo un objeto mágico con el que nunca podría haber soñado. Es una ventana a través de la cual puedo hablar con todos mis seres queridos, los que viven en mi casa y los que están a miles de kilómetros, puedo acceder a toda la información del mundo; fechas, datos, diccionarios, libros, fotografías, videos, música… No hay nada que haya querido buscar y no haya podido encontrar. Ese objeto es muy pequeño, cabe en mi bolsillo. Es mi móvil.

Escucho y leo muchas críticas sobre el abuso del uso del móvil. Por las redes sociales pululan fotografías de jóvenes reunidos, parejas cenando o gente en el metro, que están absortos mirando su móvil. Y algunos se echan las manos a la cabeza y se quejan de que la gente ya no nos miramos a la cara, que ya no sabemos vivir sin el móvil, que ya no sabemos relacionarnos.

¿No saber relacionarse es escribirle un mensaje a tu pareja nada más sales del trabajo para anunciarle que ya llegas a casa? Qué pretende la gente, que me ponga a hablar con la persona que tengo al lado en el metro y con la que solo voy a coincidir durante tres paradas y le cuente las mismas cosas que le puedo contar por Whatsapp a mi mejor amiga.

Cuando se critica que parecemos sonámbulos cuando miramos el móvil, he de recordar que no estamos absortos mirando una piedra, estamos ante una ventana. Podemos estar hablando con un familiar, leyendo el periódico, mirando las fotos que un amigo ha colgado en su Facebook de sus últimas vacaciones.

¿Por qué hay gente que se empeña en criticar el gran adelanto que han supuesto, por ejemplo, las redes sociales? Una red social como Facebook te permite seguir en contacto con gente que ha pasado por tu vida, pero que ya no están tan cerca. Compañeros de colegio, de trabajo, amigos en el extranjero, familiares a los que no puedes ver con toda la frecuencia que querrías. Ya no es necesario escribir un largo email contándoles cómo te va y preguntándoles por su vida. Simplemente un “me gusta” de vez en cuando en una de sus fotos, un pequeño comentario, una felicitación por el cumpleaños. No se tarda nada y significa mucho. Significa un “estoy aquí”, “me acuerdo de ti”, “me alegro de que te vaya bien”.

De hecho, no solo estoy a favor del uso de los móviles, Internet y de las redes sociales, sino que me parece mal que la gente no los use. Cuando alguien me dice “yo paso de Facebook”, no me gusta. O tienen la suerte de tener a todos sus seres queridos cerca y de verlos con frecuencia o significa que no les importa mantener el contacto con nadie.

Por mi parte, voy a seguir escribiéndole un mensaje a mi pareja cuando salga del trabajo, a mirar las fotos de mis amigos en Facebook y a leer el periódico digital. No voy a hablar con la persona que tengo al lado en el metro. Me concentraré en estar en contacto con la gente que verdaderamente me importa. Podré parecer absorta, pero simplemente estoy asomada a una ventana mágica.