La Regenta
fue publicada por primera vez en dos tomos en los años 1884 y 1885. La Regenta nos traslada hasta Vetusta,
nombre ficticio de la ciudad de Oviedo, y nos presenta a su protagonista Ana
Ozores.
Esta obra está centrada en el desarrollo personal
de su protagonista. Los hechos que suceden en la novela pueden ser explicados
en un párrafo, pero son las inquietudes del alma, las características de sus
personajes y la representación de las grandezas y las bajezas humanas las que
convierten esta historia en una obra de arte.
Ana Ozores quedó huérfana de madre al nacer, su
padre estuvo ausente durante toda su vida y se crío al lado su aya y unas tías,
hermanas de su padre, que la trataban con frialdad y aplicaban una estricta
disciplina. Ana arrastraría esas carencias afectivas durante toda su vida.
Su madre había sido una bailarina italiana que
había muerto al dar a luz. La sociedad vetutense, en especial sus tías, se
alegraron del suceso ya que suponía una deshonra para la familia de don Carlos que se hubiese unido a ella.
Ana fue educada con rectitud y disciplina. El
suceso de la barca de Trébol junto a su amigo Germán marcó el carácter de la
Regenta. Había pasado la noche inocentemente en la barca junto a su amigo, eran
solo dos niños. Pero su aya y sus tías tomaron este hecho como una falta
gravísima, como una deshonra y una desvergüenza. Atribuían la actitud de Ana a
la herencia recibida de su madre. Sin entender muy bien cuál había sido su
pecado, este suceso enseñó a Ana una serie de pautas que marcarían su vida.
Primero, la desaprobación de las relaciones sexuales que debían de ser algo
pecaminoso. Segundo, la necesidad de fingir, la virtud de la hipocresía y de
que nadie supiera ciertas cosas. Y por último, el sentimiento de culpabilidad
por un hecho que ni siquiera había cometido y por el que había sido juzgada.
La casaron con Víctor Quintanar, un hombre mucho
mayor que ella y al que solo podía ver como a un padre. Ella buscaba un ideal
en su vida y un modo de vida auténtico, más allá de las superficialidades que
la rodeaban, pero no sabía donde encontrarlo. Se siente perdida en Vetusta, los
días pasan siempre igual y ella es incapaz de encontrar algo que la llene. Pero
todo cambia cuando su confesor pasa a ser don Fermín de Pas. Se convierte en su
confesor espiritual, en la única persona en toda Vetusta que la entiende. Pero
no contaba con que él acabaría enamorándose.
Al lado del Magistral encuentra un refugio. Lo
considera como un padre, un hermano espiritual. Sigue al pie de la letra sus
consejos y se sumerge en un mar de beatería. Sin embargo, se da cuenta de que
eso tampoco la llena. En resumen, sigue aburriéndose.
Los ataques de histeria se suceden. Con Fermín de
Pas puede llenar una parte de su vida, tienen alguien con quien hablar, que la
comprenda. Pero sigue sin obtener la satisfacción sexual que necesita.
Mientras tanto, Álvaro Mesía sigue su juego de
acoso y derribo con la Regenta. Busca conquistarla, es la pieza más preciada
para su colección; la inquebrantable Regenta. Don Álvaro es un don Juan en
decadencia que necesita mejorar su autoestima conquistando a la mujer más
inalcanzable de Vetusta.
En medio de este entramado de personajes se
encuentra la Regenta, inocente, sin saber exactamente lo que quiere, pero
sabiendo lo que no quiere: esa vida monótona y aburrida que le proporciona
Vetusta. Junto a Fermín de Pas intenta encontrar consuelo en la religión, en
los ritos de las beatas. Después de haber asistido al teatro en día de difuntos,
y nada más y nada menos que para ver “Don Juan Tenorio”, la Regenta se siente
obligada a favorecer a su amigo el Magistral y decide ofrecerse como voluntaria
para salir durante la Semana Santa de nazarena. Después de esta procesión se
produce un punto de inflexión en la obra. Ana se da cuenta que se ha sobrepasado,
que no era necesario demostrar una beatería tan profunda. Se siente avergonzada
por lo que ha hecho y lo considera una locura. A partir de ese momento se aleja
un poco del Magistral.
Después, se da cuenta, de lo que todo el mundo sospechaba
hacía tiempo, que don Fermín de Pas siente algo por ella. La Regenta aborrece
esa idea, le repugna, no puede consentirla y se aleja de él para caer en los
brazos de Álvaro Mesía. Cae después de un verano en los viveros, en contacto
con la naturaleza, con una salud física y mental rebosante. Y cae después de
saber que don Álvaro ha tenido una aventura con una ministra. Los celos son los
que la empujan a actuar.
Durante un tiempo vive en pecado, engaña a su
marido sin apenas remordimientos, es feliz y plenamente dichosa en los brazos
de don Álvaro. Pero todo acaba descubriéndose con la intervención de su criada
Petra. Ésta trama las cosas de tal manera para que don Víctor Quintanar
descubra que su mejor amigo se está acostando con su mujer.
Víctor se siente con la obligación de defender su
honor. Él, que siempre estaba leyendo libros de Calderón y Lope de Vega y creía
que la honra de un hombre estaba por encima de todo, no puede menos que batirse
en duelo con don Álvaro Mesía. Lo que tal vez nunca hubiera pensado es que iba
a morir en el trance.
Es ahí cuando Ana Ozores se queda sola, con la
única compañía de su fiel amigo Frígilis. La actitud más vergonzante de todos
los personajes de la novela es la del aislamiento social al que condenan a la
Regenta después de su caída. Parecía que lo sabían, que lo estaban esperando y
deseando.
¿Qué es lo que quiere decirnos “Clarín” con esta
obra?
Mi opinión
Es un ataque directo a la aristocracia y la alta burguesía de la España del siglo XIX. La ociosidad en la que viven les
lleva a una vida aburrida y sin ambiciones en los que no tienen nada por lo que
luchar. Me cuesta pensar que “Clarín” esté a favor de la Regenta, para mí no es
más que otro personaje de la fauna vetutense. Lo único que creo que Alas podía defender
es esa búsqueda de algo más que lleva a cabo la protagonista de forma
infructuosa.
De hecho, yo estoy más a favor del resto de los
personaje que de la propia Regenta. Ella me parece inocente e ignorante. No se
da cuenta de lo que pasa a su alrededor. Cree que Álvaro Mesía está enamorado
de ella, cuando él solo la ve como un trofeo codicioso. Es la última en darse
cuenta que Fermín de Pas está enamorado de ella.
Los demás personajes están adaptados a la sociedad
en la que viven e intentan sacar lo mejor de ella, se colocan la careta de la
hipocresía, pero por detrás cada uno intenta encontrar un sentido a su vida que
le llene. Claro que son mezquinos, ignorantes, superficiales, egoístas,
hipócritas, envidiosos, pero se han adaptado al medio. No son más que una
representación de las bajezas humanas; de las bajezas humanas de cualquiera de
nosotros.
¿Qué es lo que busca? ¿Qué es lo que quiere la
Regenta? Yo no lo sé, pero creo que ella tampoco. Es una romántica empedernida,
que debe cree que la vida es una sucesión de aventuras y que cualquier cosa que
no sea eso no es digno de llamarse vida.
Según hemos leído en clases, la filosofía de la
obra está basada en las teorías de Schopenhauer en que la vida podían ser dos
extremos: tedio y dolor. Lo puedo entender desde el punto de vista de quien
ama; sufre. Evidentemente si no amas nada no tienes nada que perder, y amar
siempre te vuelve vulnerable. ¿Pero el otro extremo es el tedio? Es decir, ¿quien
decide tener una vida sin grandes amores ni turbaciones está abocado al tedio?
¿Por qué tengo que creer que el autor está de
parte de la Regenta? ¿Acaso no se comporta ella como una hipócrita durante el
tiempo que está engañando a su marido, no está integrada dentro de esa sociedad
tan falsa que crítica la novela? La Regenta es una más en esa jauría de Vetusta
que es extrapolable a la humanidad.
Finales del siglo XIX, Vetusta. Este libro es un
clásico porque representa la fauna humana. Envidias, celos, odios, venganzas,
pasiones ocultas y prohibidas… Pero yo no sitúo a la Regenta por encima de los
demás personajes. Es un personaje igual de rastrero que los demás, muerto de
aburrimiento por culpa de la ociosidad de la clase alta.
La Regenta es demasiado sensible a las críticas. A
los personajes de Vetusta se les puede acusar de chismorreo y de criticar
cualquier acción que ella toma. Pero eso es algo que ella tiene que asumir en
la sociedad en la que vive. Tiene dos opciones o adaptarse o hacer caso omiso a
las críticas de los demás y vivir su vida como mejor le convenga.