miércoles, 22 de agosto de 2012

DECEPCIONADA CON LAS EDICIONES ELECTRÓNICAS


Hace dos días recibí mi Kindle, desenvolví el paquete con ilusión y empecé a toquetearlo hasta conseguir saber como funcionaba. Lo primero que hice fue buscar los libros gratuitos. La primera sorpresa es que muchos de los comentarios se quejaban de los mal editados que estaban. Finalmente, elegí el de Historia de dos ciudades de Charles Dickens, porque había cinco comentarios que aseguraban que era una buena edición. ¡Qué decepción! No sé de dónde habrán salido esos cinco comentarios, pero había tantas faltas que me daba hasta vergüenza de leer.

Pero, ¿a qué se debe esto? La verdad es que me resulta difícil de comprender. Si yo quisiera editar un libro gratuitamente y ponerlo al alcance de otras personas, cogería el libro original, posiblemente lo escanearía y a partir de ahí arreglaría el formato hasta que quedara una edición decente. ¿Cómo es posible que haya errores?

Tal vez, estas malas ediciones siguieron otro método, trascribir la edición en papel. Entonces, sí, puede que haya errores de digitalización. Pero, ¿es que nadie revisa estos escritos? Y si no es así, ¿por qué no facilitan la forma de que el usuario pueda ayudar a mejorar las ediciones?

He intentado bajarme otros libros, pero he visto que los comentarios de la mayoría de ediciones gratuitas se quejan de lo mismo. De momento, opto solo por bajarme ediciones fiables del Cervantes Virtual, pero el primer impulso que he sentido es el de devolver el libro electrónico y volver a los libros añosos de la biblioteca.

Le daré una oportunidad, la verdad es que el formato sí es cómodo. El hecho de leer en el libro electrónico me gusta, es muy ligero, fácil de utilizar, te permite subrayar contenido y compartirlo con otros usuarios. Además, mantiene un enlace constante con el diccionario y con solo colocar el curso delante de la palabra te lleva hasta su definición. Muy útil, el único fallo son las ediciones.

Ya me gustaría a mí saber quiénes son los que se encargan de destrozar los clásicos de esa manera… ¡Qué no se crucen en mi camino!

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